Ya somos CASI 50!!!
Solo uno mas para la sorpresa y en que consistirá esa sorpresa os preguntareis pues buen aquí os adelanto la 1ª parte que es este oneshoot que hice para un concurso de un blog y como me gustó pues aquí esta :) Luego hay otras 2 cosillas más y una va a ser un super capitulo y la otra... ¡¡ya se verá!!Sin más dilación señoras y señores.... algo
El frío arañó mi cara al abrir la puerta de mi casa. Mis gruesas ropas no eran capaces de protegerme del inminente diciembre de Noruega. Paseando por la calle me di cuenta de que los adornos navideños poblaban ya puesto y tiendas a ambos lados de la calle. Llegué a mi cafetería preferida con los dedos encogidos por el acuciante frío. Me dirigí a mi lugar por excelencia ganado a base de tardes leyendo apoyada en esa ventana.
Mi escondite apenas tenía una pequeña mesa de café pero un ventanuco, ahora empañado por el frío, que daba un toque especial a mi espacio personal. Me senté y pedí una taza de chocolate caliente e irremediablemente mi vista se topó con el parque de en frente. Niños pequeños, hijos del viento, rogaban a sus madres por unos minutos más en ese paraíso helado acolchado por un manto de esponjosa nieve.
Empecé a recordar mi niñez y el calor de la chimenea y el olor a pipa de mi padre inundó mi mente trayendo consigo recuerdos de este parque. Los columpios eran mi lugar favorito al igual que lo seguía siendo ahora, muchas tardes y miles de horas en uno de ellos pase sentada. Ya no tan niña seguía visitándolo, sobre todo cuando el mal de amores inundaba mi alma. Un día hacía tanto frío que mis lágrimas a punto estaban de ser congeladas. La ventisca no daba tregua a mi pequeño pueblo y entonces, entre tanta nieve, lo vi. Y luego lo conocí.
Recuerdo ese momento como si hubiera ocurrido esa misma mañana. Su fragante colonia y su sonrisa pícara me robaron el aliento durante unos eternos segundos. Se acercó a mí y con su pulgar robó la tristeza a mi cara borrándome las lágrimas. Se sentó a mi lado y empezó a hablarme contó que se había mudado hacía apenas un par de días por la añoranza de su padre a su tierra natal. Su madre era una puertorriqueña y descubrí que su pelo y sus ojos como el carbón provenían de ese caluroso lugar, pero su tez pálida como la leche al igual que la mía aunque con diminutas pecas, delataba que su padre provenía de un país eternamente blanco.
Nos conocimos un poco más y me encontré con que aquel chico era un fan de las motos y el con que yo era una fanática de los libros. Una tarde tras otra nos veíamos en el mismo parque, en el mismo columpio. Se convirtió en una rutina charlar hasta que oscurecía.
Volvía la realidad y me encontré con mi chocolate humeante esperando a que alguien lo tomara, Vicky, mi mejor amiga y camarera en este fantástico lugar, estaba acostumbrada a que me quedara absorta en mi mundo y sabía que era mejor no molestar.
Volví a mi pasado con su imagen en mi cabeza, aun hoy no dejaba espacio para nada más en mi cabeza. Una sonrisa cruza mi cara cuando recuerdo la época en la que empecé a sentir unos extraños sentimientos en lo más profundo e mi alma, estaba enamorada. Claro está yo por aquel entonces no lo sabía hasta que se lo conté a mi fiel amiga y ella confirmó una remota hipótesis pero absurdamente verdadera. Había caído en las garras del sentimiento más bonito y doloroso, el amor.
Le dije su edad y nombre, dirección y clase .Le conté mis temores al rechazo, pero ella dijo que eran infundados. Unas semanas tardó en descubrir quién era el dueño de mi sueño y, cuando lo hizo no dijo nada más que me alejara de él. Decían las malas lenguas que era un chico temerario y valiente, audaz e inteligente pero sobre todo, hermoso.