Capitulo 2

Segundo capitulo

-¡Hola soy Gabriel tu nuevo amigo en este mundo y tu guía!-dijo el sonriente

Antes de nada me fije en que era bastante alto, espalda ancha y unos preciosos ojos verdes, su pelo era rubio y lo tenía corto con una cresta, pero tampoco se me pasó por alto su sonrisa de ‘’soy-mejor-que-tu-pero-me-obligan-a-hacer-esto’’, su postura arrogante y su blanca sonrisa no me hicieron olvidar todo el tiempo que llevaba esperando a alguien así que hice algo que después tal vez me arrepentiría:

-¿Cómo que ‘’hola’’? ¿! Llevo esperando una semana como una TONTA en este apestoso lugar  y lo más inteligente que se te ocurre decir es ‘’hola’’!?-estaba realmente enfadada pero lo que más me mataba era su serenidad, ¿es que no iba a…a… a?!Yo que sé que tendría que decir pero algo sería no!??

Y por fin hablo:

-Vale, tres cosas-dijo serenamente pero en sus ojos se veía una sonrisa-primero, si te hubieras movido antes ya habría aparecido y, antes de que me preguntes porque es que  porque no todos los muertos se convierten en vampiros, solo los que en su vida ha predominado el odio y por descontado, de Lucifer o como algunos de los nuestro lo llaman ‘’Padre’’-creo que le afectó un poquito que yo ni me inmutara, nunca me había explotado delante de nada hasta hace unos minutos por lo que eso no me molestaría ni confundiría

-Segundo, ose como te pudiste cree lo de la AMI –se carcajeó de mí y yo solamente, me encogí de hombros-Ahora tú también eres un vampiro y los vampiros como los humanos, también tenemos familias y tú has sido asignada a la mía-Me horripilaba y a la vez me atraía estar bajo el mismo techo que ese guapo engreído

-Y tercero-se acercó demasiado para mi gusto-si no quieres pillar un resfriado será mejor que me cojas la mano y además ese vestido de fiesta no está hecho para resistir una tormenta y, no es por nada, pero se empieza a transparentas lo suficiente para saber que llevas un bonito sujetador de encaje-yo extrañamente me sonrojé y el, sonrió

Me extendió su mano y yo de buena gana, la acepté

-¿Lista?-asentí-pues vamos y no se te ocurra soltarme

Antes de sentir como mi cuerpo se rompía en millones de cristalitos diminutos y sentir un agudo dolor, pensé en por qué no le había preguntado que adónde nos dirigíamos y otra más preocupante, porque había dado a torcer mi brazo tan rápidamente